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Cuando la Paz llega.


Con mi viejo y querido amigo Franklin Castañeda, sobreviviente del conflicto.

En La Heroica tuvo lugar el encuentro más esperado desde hace 52 años, contó con la presencia de numerosos jefes de estado y representantes de distintos países, así como de importantes organismos multilaterales, garantes y acompañantes del proceso.


Por una parte, el presidente Juan Manuel Santos, su gobierno y su Equipo de Negociadores en representación del establecimiento y de un sector poderoso de la sociedad y por la otra Timoleón Jiménez, la Delegación de Paz en La Habana de las FARC-EP en representación de su guerrillerada y simpatizantes del país, ambas partes, en un acto público, televisado a nivel nacional e internacional, sellaron con un apretón de manos la confrontación militar más larga de la historia reciente de nuestra nación.


Esta ciudad, repleta de historia anticolonial, de presente marginal y de contrastes sociales y económicos aberrantes, nos acogió con un silencio enigmático, no por la ley seca o por el acordonamiento policial, sino por la pesadumbre de la guerra incrustada en nuestras mentes.


En calma y con la lluvia amenazando nuestra vestimenta para el evento, nos dirigimos por los viejos callejones, pasando los puntos de control de la policía. Los “invitados” teníamos una entrada más ágil que las del público “general”, lo que ocasionó no pocos reclamos, a cada uno por igual se nos entregó un paraguas, un abanico y una pañoleta blanca. En la zona VIP, nos ubicamos en un puesto cercano a la tarima, había gaseosa y café gratis, los baños portátiles tenían aire acondicionado (primera vez que veía eso), orinal, inodoro, lavamanos, jabón y otros elementos de aseo.


El evento comenzó con 15 minutos de retraso y tal como lo anunció la presentadora Mabel Lara, la parte más emotiva fue la del minuto de silencio “en honor a todos los colombianos ausentes por este conflicto”. Al son de la trompeta, podía ver cómo brotaban las lágrimas de las personas a mi alrededor, algunos agachamos la cabeza para recobrar la fuerza mientras recordábamos a los que se fueron por esta guerra.


Las cantadoras de Bojayá entonaron un canto en el que dejaron ver su visión del conflicto, su sufrimiento y sus expectativas con la llegada de la Paz, “pa que llegue a nuestro campo, salud, paz y educación” rezaba una parte de la composición.


Ban Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, dio las primeras palabras del solemne acto, saludó el fin del conflicto y los esfuerzos por “poner en primer plano a las víctimas” quienes a su vez “se cuentan entre quienes con más energía se han pronunciado en favor de la paz y la reconciliación y en contra de la amargura y el odio”.


Timoleón Jiménez, máximo Comandante del Secretariado de las FARC-EP, comenzó la lectura de su discurso anunciando que “nuestra única arma será la palabra”, lo que le valió sendos aplausos, su disquisición abordó asuntos históricos del conflicto, temas centrales de la vida nacional que golpean a los colombianos de a pie; conflictos bélicos internacionales como el Israelí-Palestino y el de Siria, por el que clamó “desde ultramar solución política negociada”; merecidos reconocimientos a la Comunidad Internacional, especial mención al Comandante Hugo Chávez Frías; perdón público en nombre de las FARC-EP por “el dolor que hayan podido causar a los colombianos” lo que provocó una ovación, aplausos y abrazos entre los asistentes y especial énfasis en su férrea disposición por cumplir lo pactado, así como la exigencia al Gobierno Nacional por que ellos también cumplan su parte, de los 30 minutos de su intervención, fueron éstos los puntos centrales.


Juan Manuel Santos, Presidente de la República de Colombia, haciendo uso de su memoria pronunció sus palabras de forma más corta, se refirió a un conflicto de más de 52 años entre hermanos, que incluso iba más allá, desde el asesinato de Gaitán en el 48, por el que los colombianos llegaron a matarse por un trapo rojo o azul. Agradeció a la Comunidad Internacional, quien sería testigo del fin de un conflicto armado en un mundo sumido en guerras y muertes. Recordó a Gabo como artífice de numerosos intentos por hacer la paz y al que no le alcanzó el tiempo para ver cristalizado su sueño. Expresó que lo de ese día no era cualquier firma, sino la declaración inequívoca por parte del pueblo colombiano de que NO quería más guerra y que estábamos cansados de ella.


Con esto se dio por terminado el evento, mientras un coro musical sonaba al fondo.


Con abrazos y apretones de manos entre los asistentes (aún sin conocernos) se cerró este día histórico. Al final sentí una suerte de alivio, ya el júbilo se había disipado, fue como un cierre definitivo en la vida y el comenzar a mirar con relativa extrañeza y expectativa el porvenir.


Con afecto,


Gary Martínez Gordon.


Nota: Hasta la fecha no hay respuesta oficial acerca del sobrevuelo de 3 Kafir que rompieron la barrera del sonido en el momento exacto en que Timoleón Jiménez terminaba de ofrecer perdón público, fue un hecho lamentable y del que espero no surjan análisis tristes que puedan comprobarse con el tiempo.




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