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El Padrino


Fuente: http://static1.squarespace.com/static/56c240a0d51cd440f4c3f6ca/56d0b78cd51cd4e1cdf97859/56d4d49eab48de64ed50f083/1465824240108/?format=1000w

Barranquilla, 21 de Julio de 2.016



Vito Andolini emigró a Estados Unidos siendo un niño, en Corleone, Sicilia, la muerte era un destino seguro. New York, capital del mundo fue su refugio y hogar, desde el que erigiría un imperio criminal, económico y político imp

resionante. Su hijo Michael, para quien tenía destinado propósitos más decentes, terminó por enrolarse en la dinámica del crimen para salvaguardar la vida de su padre y su familia.


Su talento y olfato agudo, le permitió consolidar y expandir el imperio, no sin antes barrer a todos sus enemigos, quedando como amo y señor en el mundo del hampa, en el que connotadas figuras de la sociedad norteamericana le hacían venia para pedir su bendición en un cargo o en asuntos del inframundo.


Entrado en edad, Michael Corleone, apellido que le fue dado a su padre en New York por su lugar de procedencia, enfocó sus esfuerzos en limpiar el nombre de la familia. Por lo que se desprendió de sus actividades ilícitas e incursionó en el negocio inmobiliario, haciéndose a un paquete accionario de la multinacional “Inmobiliare” propiedad de El Vaticano, por una suma astronómica.


Con ello, dio por sentado su ascenso al Olimpo y pensó por un momento que por fin se libraría de su pasado criminal para dedicarse de lleno a su familia y a Kay, la madre de sus hijos. Pero todo fue una quimera.


Este mundo era mucho más peligroso que el suyo y con enemigos más poderosos y ocultos. Se salvó de un atentado que orquestaran sus nuevos enemigos, a los que posteriormente logró exterminar gracias a la fidelidad de sus lugartenientes.


Una vez tranquilo, asistió al concierto de ópera de su primogénito Anthony, en Sicilia. En medio del espectáculo, los suyos terminaban de enterrar los rezagos de sus rivales, que le habían dejado lista una última operación. Él, sobrevivió una vez más, no así su hija, que fue impactada por las balas del sicario disfrazado de cura que los esperaba en las escalinatas del teatro.


El grito mudo mientras sostenía a la bella Mary es una de las escenas más desagarradoras de la trilogía dirigida por Ford Coppola, quien gracias a su genialidad logró que varias generaciones creciéramos amando e idolatrando a Don Vito y a Michael, unos criminales del mundo del cine, interpretados por Marlon Brando y Al Pacino, nada más y nada menos.


De esta historia, cabe perfectamente el símil con Fuad Char, guardando las debidas diferencias y proporciones.


El loriquero, es de carne y hueso y su poder en ascenso. No hay esfera de la sociedad barranquillera y del caribe en la que sus tentáculos no alcancen y tomen decisiones.


A diferencia de Corleone, Fuad Char tiene un equipo de fútbol, un partido político, fue gobernador, ministro, senador y una dinastía familiar que se proyecta como presidenciable, encabezada por su hijo, el dos veces alcalde de Barranquilla, Alejandro Char Chaljub.


Intocable hasta el momento, no ha habido alcalde o gobernador que no haya necesitado su aprobación para ascender o desaprobación para caer en desgracia, no existen investigaciones serias en su contra ni otras que hayan prosperado, desconozco si hubo un Frankie Pentangelli en sus filas.


La construcción, el comercio, las concesiones, el sector financiero, los medios de comunicación, el transporte y el fútbol de la ciudad están en sus manos.


No hay una voz disonante que altere la gobernabilidad y buen nombre de “Don Fuad” como lo llaman quienes lo conocen y adulan.


Bastó una pequeña demostración de su soberbia con las declaraciones dadas sobre el técnico del Junior, Alexis Mendoza, para que la gente se pellizcara y desatara por las redes sociales su inconformismo y rechazo al “Don” loriquero.


Resulta paradójico que la respuesta modesta, sencilla y mesurada de Alexis haya despertado este huracán, al que los empleados suyos que vociferan por los medios de comunicación locales, salvo una que otra excepción, han tratado de echarle brisita con la boca para que se vaya a otro lado.


Más paradójico aún, que las personas nos movamos más por un equipo de fútbol que por la política, que es la que define nuestra forma de vida.


Hoy, Fuad Char, con su riqueza “limpia” reflexiona impasible sobre su próximo paso en el ajedrez hacia la presidencia, ¿pedir disculpas a Alexis? Por favor.


Ahora, si toca reforzar al Junior para que la gente se emocione y olvide de nuevo, pues, lo hará a fin de cuentas lo que vale es la algarabía, el pan y el circo.


De lo que sí estoy seguro, es que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, al “Don” la edad le comienza a jugar malas pasadas y la gente se empieza a aburrir de la monotonía charista. Su hijo no es un dechado de virtudes, en ello se asemeja más a Enrique Peñalosa que a Michael Corleone.


Con afecto,


Gary Martínez Gordon

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